Existían rituales y normas no escritas que han perdurado hasta el día de hoy. Cada cliente o grupo tenía un lugar de querencia determinado en la barra, que el resto del personal respetaba como algo natural y prefijado. Costumbre y conducta que en algunos casos paso de una generación a otra, inclusive de padres a hijos.

¿A quien se le iba a ocurrir ocupar el lugar de la barra del amigo "el Americano" o de su cuñado Cristóbal? Estos respetos mutuos hacían del local un remanso de tranquilidad espacial, solo alterado por los "pelotazos" de Feria y Fiestas de guardar, en que la ley de la jungla imperaba por doquier, dando lugar a extrañas alianzas territoriales, y por supuesto temporales.
¿A quien se le iba a ocurrir ocupar el lugar de la barra del amigo "el Americano" o de su cuñado Cristóbal? Estos respetos mutuos hacían del local un remanso de tranquilidad espacial, solo alterado por los "pelotazos" de Feria y Fiestas de guardar, en que la ley de la jungla imperaba por doquier, dando lugar a extrañas alianzas territoriales, y por supuesto temporales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario