Aunque con toda la tristeza e impotencia del mundo, el cierre del Bar Marisol se celebro por todo lo alto, dos días ininterrumpidos de concentración en el local, para darle los santos oleos y tomar un vaso de vino, aunque otros algún barril de cerveza y litros de cubatas, para regar el sin numero de tapas y raciones con las que nos agasajaron la familia Sánchez Gómez. En respuesta y como agradecimiento mutuo, no dejamos de beber y comer durante estos dos días de luto riguroso, para echarle las debidas honras al Bar Marisol, nuestra segunda casa, y en algunos casos la primera.
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